'Casi perfectos' porque los que me conocéis sabéis que cuando
considero que una receta es perfecta ya no la repito y este dulce me gusta
mucho ¡cómo para dejar de hacerlo! Al principio tenía problemas con la textura
era demasiado líquida o demasiado dura, luego no me salían todos del
mismo tamaño, quedaban crujientes por fuera pero secos por dentro, o tiernos
por dentro y blanditos por fuera... Había probado varias recetas pero no
acababa de cogerle el punto al tema. No quería liarme con merengues italianos
en los que tienes que añadir el azúcar en forma de caramelo líquido a la
temperatura justa para que no se cuajen las claras pero
lo suficientemente caliente para cambiar sus propiedades. Uff! Qué
pereza me dan las dificultades! XD

Esta vez me han
quedado crujientes por fuera y tiernos por dentro, todos del mismo tamaño y la
textura perfecta para no desparramarse ni quedarse con forma de caracolas como
los anteriores. He cogido lo que me ha parecido adecuado de cada receta y he obtenido mi
propia manera de hacerlos. Las medidas fueron:
250 gr de azúcar
glas
150 gr de harina
de almendra
4 claras de huevos
grandes, 3 a punto de nieve y 1 sin batir. Las deje extendidas en un plato en
la ventana para que se orearan y secaran un poco antes de usarlas.
10 gr de azúcar
avainillado
1 pizca de sal
Mezclé el azúcar
glas con la harina y los tamicé dos veces, sobre un cuenco grande, para que
cogieran aire. Batí las tres claras de huevo con la pizca de sal a punto de
nieve fuerte, les añadí el azúcar avainillado y reservé. Hice un hueco en el
centro de la mezcla de harina y azúcar y puse la clara sin batir. Poco a poco
con la espátula fui mezclando los tres ingredientes hasta obtener una pasta
homogénea pero muy dura. Empecé a añadir el merengue poco a poco, cogía una
paletada con la espátula y lo integraba a la pasta, y así hasta obtener la
textura deseada. Hacerlo así tiene una ventaja, sigues incorporando aire a la
masa poco a poco y no puede quedar líquida ya que cuando tienes la textura adecuada
paras de añadir claras.
Puse la primera
tanda en la manta de silicona de Lékuè y lo dejé reposar 1 hora en la ventana.
Después hornear 4 minutos en horno precalentado a 160º, bajar el calor a 150º y
hornear 8 minutos más. Despegar cuando todavía están calientes y poner en un
plato frío sin que se toquen boca arriba para que se seque el interior sin
pegarse unos con otros. Así está crujiente el exterior y tierno el interior de
la galleta.
Para la butter
creme use 100gr de mantequilla a temperatura ambiente, 140 gr de azúcar glas,
10 gr de azúcar avainillado, 25 gr de cacao puro Valor en polvo y 1 cucharada
sopera de leche. Todo batido. Esta vez lo puse con la manga pastelera y fue más
fácil que con cucharas. Además quedo mejor porque hacía una flor con la
boquilla adecuada en el centro de una galleta y al poner la otra encima y
presionar un poco quedaba el relleno en el borde como rizado. No tengo fotos
que lo atestigüen, así que tendré que hacer pronto otra tanda de macarons
y fotografiarlos como es debido ;)
Las fotos no son muy buenas, exceptuando las aportaciones de mi Chico, no he coloreado las galletas y los he hecho todos del mismo sabor. Pero en esta ocasión se trataba de cogerle el punto a la masa y eso creo que sí lo he conseguido. ¡Éxito tuvieron!
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